Norteamericano de ascendencia británica, fue considerado un niño prodigio, y, sin embargo, tuvo una trayectoria escolar trunca. Ello no le impidió formarse en lecturas mitológicas y ciencias desde pequeño, llegando a publicar a los dieciséis años una columna de astronomía para el Providence Tribune. Después de cultivar la poesía desde su característico aislamiento, Lovecraft volcó su atención a la prosa, influenciado por Lord Dunsany, William H. Hodgson, Arthur Machen y Edgar Allan Poe. Los relatos resultantes encontraron una buena acogida en revistas como Weird Tales, en la que publicó recurrentemente sus obras a partir de 1923. Debido a que los ingresos de tales publicaciones eran insuficientes, trabajó como revisor y corrector de otros autores. Gracias a ello, conoció a muchos de los que después formarían el Círculo de Lovecraft, una red de admiradores y colegas con quienes mantenía una intensa correspondencia. Tras su fallecimiento, los esfuerzos del Círculo de Lovecraft provocaron que su nombre no se perdiera en el anonimato y que hoy sea uno de los más celebrados exponentes del cuento de terror y ciencia ficción.